La base aérea del ejército norteamericano en Ain al Assad, la más grande de las instaladas por Estados Unidos en Irak, fue bombardeada con una docena de misiles en la madrugada del miércoles por parte de la Guardia Revolucionaria de Irán. Se trata de la primera respuesta del país islámico tras el asesinato el viernes pasado del jefe de la fuerza Al Quds, el general iraní Qasem Soleimani , en la cercanía del aeropuerto de Bagdad. Según los medios iraníes, podría haber "respuestas aún más devastadoras".



La réplica fue anticipada públicamente por la Guardia Revolucianria de Irán, que asseguró que los misiles habían alcanzado con éxito a la base aérea norteamericana, ubicada al oeste de Irak. Horas antes, el titular de la fuerza militar iraní, Hossein Salami, había anunciado ante una multitud: "Nos vengaremos. Si atacan de nuevo, vamos a incendiar lo que aman".

Tras el ataque, Estados Unidos no reportó los daños que causó el ataque ni si provocó muertes. Desde la Casa Blanca señalaron que el presidente Donald Trump "monitoreaba" la situación tras el bombardeo a la base que él mismo visitó en diciembre de 2018.

"Estamos al tanto de los reportes de los ataques a las instalaciones de Estados Unidos en Irak. El presidente ha sido informado y está monitoreando de cerca la situación y consultando con su equipo de seguridad nacional", dijo en un comunicado la vocera de la Casa Blanca, Stephanie Grisham.

Las advertecias de Salami habían ocurrido horas antes en Kerman, ciudad natal de Soleimani, donde fue enterrado el jefe de la fuerza Al Quds tras dos días de multitudinarias movilizaciones en las ceremonias de despedida. En paralelo, el Parlamento iraní votó una ley en la que declaró país "terrorista" a Estados Unidos y dirigió una carta al líder supremo del país islámico, el ayotola Ali Jamenei, en la que exigía represalías contra el ataque ordenado por el presidente Donald Trump.

El ataque de la madrugada del miércoles en Irak ocurre también luego de que grupos armados proiraníes prometieran unir fuerzas para vengar la muerte de Soleimani y también la del jefe militar iraquí Abú Mahdi al Muhandis, los dos asesinados por el bombardeo misilístico desde un dron norteamericano. "Creo que deberíamos esperar de parte de ellos algún tipo de represalia", habían reconocido desde el Péntagono antes del ataque a la base de Ain al Assad.

Tras las primeras voces de funcionarios iraníes que anticipaban una respuesta al asesinato de Soleimani, Trump había anunciado que tenía identificados 52 objetivos culturales, aunque antes de darlos a conocer había mostrado un cambio de opinión: "De acuerdo con varias leyes, se supone que debemos tener cuidado con su patrimonio cultural", retrocedió públicamente.

La base de Ain al Assad es la más grande de Estados Unidos en territorio iraquí, pero también tienen base allí algunos de los países aliados. La decisión de Trump de avanzar con el asesinato de Soleimani generó distancia entre los países que respaldan la intervención norteamericana.

Francia e Italia ya anunciaron su intención de permanecer en Irak, Canadá y Alemania anunciaron el martes el traslado de parte de sus soldados a Jordania y Kuwait, mientras que la OTAN ha decidido retirar temporalmente parte de su personal de Irak.

Fuente: Página 12